La castaña se distingue del marrón principalmente por el sabor: es más dulce y fragante, encapsulando y realzando los aromas y sabores del bosque. Externamente, el marrón tiene una cáscara rayada de color marrón claro.
Además, el marrón es significativamente más grande que la castaña, ya que cada erizo contiene un máximo de solo 2 o 3 frutos.
Otra de sus cualidades es que el marrón está protegido por una cáscara marrón y una fina piel que se puede retirar con mucha facilidad, operación mucho más compleja con las castañas.
Estas características hacen del marrón el ingrediente principal en muchas preparaciones culinarias que, en otoño, son celebradas en las mesas italianas y más allá.
La castaña se diferencia del más estimado marrón por su menor tamaño, forma más alargada y color más oscuro de la cáscara exterior.
La castaña se considera de menor calidad debido a su sabor menos dulce y la mayor dificultad para eliminar la piel interna, que penetra más en la pulpa del fruto.
Elementos Constitutivos:
Pericarpo (cáscara): Lisa, firme, de color marrón con tonos variables, a veces con rayas externas y una pelusa interna.
Hilo o cicatriz hilar: La base del fruto, de color claro y tamaño variable; presenta una radiación en forma de estrella, con o sin pelusa residual y granulación en puntos llamados gránulos miliar.
Antorcha: La punta de la castaña compuesta por los restos del perianto y estilos secos.
Episperma: Una película de color ante que envuelve la semilla y puede o no penetrar en la masa cotiledonaria (pulpa).
Semilla: Puede estar formada por uno (como en los marrones) o dos cotiledones, y es rica en almidón, firme, blanquecina por dentro y amarillenta por fuera.